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martes, 7 de abril de 2020

Plazoleta de García Lorca, Pinsapar de Sierra Bermeja


Plazoleta de García Lorca, Pinsapar de Sierra Bermeja

“¡Árboles! ¿Conocerán vuestras raíces toscas mi corazón en tierra?”. Estas palabras pertenecen a un poema que Lorca dedicó a los pinsapos. Y en el magnífico pinsapar de los Reales de Sierra Bermeja hay hoy un lugar recoleto al que le han dado el nombre del poeta, según se indica en un panel cerámico colocado allí: Plazoleta de García Lorca. 

Este hermoso paraje se encuentra en Genalguacil, en un cruce de senderos, dentro del Parque Natural de los Reales de Sierra Bermeja, único lugar donde el pinsapar se confunde con el rojo de las rocas peridotitas. Sierra Bermeja se deja ver, con su oscuro e intenso color, a la espalda de Estepona, interponiéndose, como una gran mole, entre la costa y la Serranía de Ronda.




El paseo o camino de los pinsapos arranca en el refugio de montaña de la cumbre de Los Reales, a 1.260 metros. Ahí, el senderista se adentra entre el mágico camino de los abetos más meridionales de Europa, cuya distribución queda restringida a algunas sierras mediterráneas del sur de la Península Ibérica y al Rif. Caminando por un sendero donde la tranquilidad y el silencio es casi absoluto, sólo interrumpido por el sonido de algún ave que ofrece la bienvenida.



El Paraje Natural de los Reales de Sierra Bermeja ocupa 1.236 hectáreas protegidas y asentadas en la confluencia de los términos municipales de Estepona, Genalguacil y Casares, aunque la mayor parte de su pinsapar pertenece a Genalguacil.

Pasear por los Reales de Sierra Bermeja es adentrarse en un  maravilloso paisaje de pinsapar fundido con el color rojizo de las rocas, que da nombre a la sierra, y que la hace destacar entre las blancas calizas de la Sierra de las Nieves y la Sierra Blanca de Marbella. Sus suelos constituyen la mayor extensión del mundo de peridotitos y es el único bosque de pinsapos que crece sobre esta singular roca.




Llegando a la Plazoleta de Genalguacil, donde se puede descansar admirando las cañadas y arroyos, se encuentra grabado en un panel cerámico sobre un pequeño muro de ladrillo un poema que Federico García Lorca dedicó en 1919 a los pinsapos: ¡Árboles! ¿Habéis sido flechas caídas del azul? ¿Qué terribles guerreros os lanzaron? ¿Han sido las estrellas? Vuestras músicas vienen del alma de los pájaros. De los ojos de Dios de la pasión perfecta. ¡Árboles! ¿Conocerán vuestras raíces toscas mi corazón en tierra?



Fuente bibliográfica: Diputación de Málaga.

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