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miércoles, 15 de abril de 2020

Dolmen de Encinas Borrachas


El Dolmen de Encinas Borrachas está fechado en la Edad del Cobre (hace 6000 años aproximadamente). Lamentablemente no queda mucho de la construcción original por lo que es difícil hacerse una idea de las dimensiones que debió de tener el conjunto.


El topónimo de Encinas Borrachas le viene de la presencia de varias encinas desvencijadas por el ganado y tendidas por el fuerte viento reinante en la zona, con apariencia de estar borrachas. Desde allí contemplamos la inmensa mole de Jarastepar y la deforestada sierra Carrasco, elevada al poniente. En el amplio llano se emplaza el cortijo de Encinas Borrachas y poco más adelante, señalizado por un panel informativo, el dolmen que lleva también el mismo nombre. 



Las grandes dimensiones de algunos dólmenes, unido a la imaginación popular, ha hecho creer en sepulturas de gigantes cuando sus  responden a las necesidades propias de una sepultura colectiva y no a la talla de los difuntos. Las excavaciones arqueológicas realizadas en este dolmen ha permitido saber que había al menos cinco individuos (tres hombres y dos mujeres), de los que se han podido obtener datos tan curiosos como la existencia de una fractura osea o la caída de piezas dentales anteriores a la muerte.



En  la cuenca del arroyo Audalázar se han hallado otros enterramientos megalíticos, como el Dolmen de Montero o de del Cortijo de La Mimbre, entre otros, lo que indica la importancia de puerto de Encinas Borrachas como lugar de paso entre el Valle del Genal y la Meseta de Ronda ya en el tercer milenio antes de Cristo.





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