Los conocidos como Baños de la Hedionda constituyen uno de los hitos históricos del macizo de la Utrera y en general de toda Casares. Se trata de unos Baños Sulfurosos Ferruginosos, situados en un hermoso y ventajoso paraje, que el hombre ha sabido aprovechar desde tiempos de los romanos. El recinto del balneario, cuadrado, con una bóveda esférica de pechinas y dos bóvedas de cañón, se encuentra en el margen derecho del arroyo Albarrán y muy cerca del límite con el municipio de Manilva.
La surgente está protegida por un recinto con forma cuadrada de unos seis por cinco metros de lado, con bóveda esférica de pechinas y dos bóvedas de cañón, a levante del mismo. La de la derecha conduce a una escalera de obra, mientras que la del fondo lleva a un par de galerías excavadas en el nacimiento. El espacio central de la gran bóveda de mampostería encintada presenta uno de sus lados con un arco rebajado en la base que da salida al exterior por un pequeño espacio; mientras que en la pared contraria una puerta y escaleras conducen a la salida. Los materiales empleados en su construcción son hormigón de cal, piedras y dobles o triples hileras de ladrillos macizos.
La existencia de los baños de la Hedionda se pierde entre la historia, la leyenda y la magia. Situados en un bucólico rincón en la margen derecha del río Manilva, entre árboles de ribera, estos baños se han asociado con la presencia del demonio (por su fuerte olor a azufre) e incluso con personajes históricos como Julio César de quien se dice que sanó un mal de herpes tras sumergirse en sus aguas.
También unos metros aguas abajo de los baños encontramos un robusto puente renacentista del siglo XVI. Se trata de un paso de acequia, aprovechado también para vadear el río. El puente‐acueducto de un solo arco rebajado cuenta con un macizo estribo en la orilla izquierda y un tajamar de sección semicircular que se eleva hasta el arranque del tablero donde se remata con una semicúpula, Todo ello realizado en ladrillo. El sistema de acequias de la zona baja de Casares recoge las aguas de la sierra Crestellina y de la de Utrera.
En el siglo XX se construye un edificio u hostal para los bañistas que se acercaban al lugar. El edificio sigue en pie, aguas abajo del mismo río Manilva. La zona de los baños está declarada como Bien de Interés Cultural (BIC).
Fuente bibliográfica: Ayuntamiento de Casares y Diputación de Málaga.
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