Setenil de las Bodegas inmerso en la niebla matinal. Un estado singular que le confiere un aspecto difuso, etéreo, pero siempre bello. Al abrigo de la peña, entre la bruma, destaca la vieja villa, la iglesia de la Encarnación, los restos del castillo y la calle Calcetas.
Desde el paraje de La Tranca, a poniente de la villa, se contempla una hermosa estampa del pueblo difuminado y ajustado a la estrecha y sinuosa garganta cortada por el río Trejo.
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