Se trata del primero de los más de 300 búnkeres existentes en la comarca que puede ser visitado en su interior y que ha sido dotado de elementos y fotografías de la época, y que viene a explicar la red de fortines construida en la primera mitad de los años 40 para defender la zona de un hipotético ataque desde Gibraltar.
La red defensiva, construida tras la guerra civil y en ocasiones con mano de obra de presos republicanos, constaba inicialmente de unas 500 fortificaciones desde Conil al río Guadiaro, de las que actualmente se conservan unas 300. En el yacimiento arqueológico de Carteia, además del búnker 178, existen otro similar al hoy inaugurado, además de un puesto de observación y varias trincheras, que en un futuro serán rehabilitados.
En el interior del búnker, al que se accede en las inmediaciones de la torre Carteia, y tras descender por un pasillo a unos 6 metros de profundidad, se llega a uno de los puntos artilleros, en el que se ha colocado una ametralladora de la época, así como fotografías.
En la segunda tronera, la silueta de dos soldados miran hacia la zona a defender: la playa de Guadarranque, tal y como estaba en los años 40. La exposición se completa con útiles de guerra, mapas y fotografías con la historia de estas fortificaciones del siglo XX.
Un tercer espacio acoge recortes de periódicos, folletos, radio y sonidos. Para realzar aún más las sensaciones en la visita, cada uno de los espacios huele de manera distinta, como por ejemplo a pólvora junto a la ametralladora.
La fortificación de la Bahía de Algeciras durante el siglo XX fue uno de los principales proyectos llevados a cabo por el régimen franquista en los primeros años de la posguerra para garantizar la estabilidad de la frontera entre España y Gibraltar.
Tras el final de la Guerra civil el recién creado gobierno español tuvo como prioridad garantizar la integridad de sus fronteras ante eventuales ataques principalmente tras la caída de los regímenes fascista y nacionalsocialista de Europa.
Para proteger estas fronteras decidió crearse un sistema de fortificaciones a base de búnkeres anticarro y nidos de ametralladoras similar al creado en otras zonas de Europa. Según la mentalidad de la época el mejor modo de fortificar una zona fronteriza era el establecimiento de diferentes líneas de defensa formadas por búnkeres con artillería anticarro y nidos de ametralladoras.
Siguiendo el esquema desarrollado por Francia debía establecerse una única línea de fortines que defendiera la totalidad de la frontera, según los esquemas alemanes en la Línea Sigfrido debían construirse varias líneas de defensa sucesivas de tal modo que unas pudieran defender a otras en caso de un ataque masivo.
Con el final de La Segunda Guerra Mundial el sistema de fortificaciones creado en torno a la ciudad de Gibraltar perdió todo su papel estratégico en cuanto a una posible invasión de la ciudad del peñón por parte de España o alguno de sus aliados. Poco a poco todas las construcciones realizadas durante los años 40 fueron cayendo en el abandono y una gran parte de ellas fueron destruidas para permitir el crecimiento de las ciudades en las que se encontraban.
La mayoría de los fortines que aún hoy pueden encontrarse en la zona se encuentran en estado de total abandono si bien muchos de ellos han sido recuperados para uso público y reconstruidos. Ejemplos de recuperación de los búnkeres pueden encontrarse tanto en La Línea de la Concepción, donde el Ayuntamiento estableció la llamada Ruta de los búnkeres que permitía visitar varias de estas estructuras.
Estas construcciones se encuentran protegidas como Bien de interés cultural por la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español y para ello la Junta de Andalucía posee un detallado catálogo de estas construcciones que le permite mantener un seguimiento de todas aquellas acciones realizadas sobre ellas.
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